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Relato para #historiasdemadres - Zenda

Cansada ya de ver llover   Mientras observa como el Seat 1500 blanco, con su asiento del copiloto ocupado, gira la esquina de su calle y desaparece, una ira incontrolable comienza a despejar su mente ayudándola, por fin, a abrir los ojos.   Siempre se habían arrastrado sospechas de traición entre las sombras de una convivencia que hacía agua por los cuatro costados, pero su educación y el amor incondicional que sentía por él las ahuyentaban haciendo de ella un simulacro de felicidad andante. Y le bastaba con eso.   Hasta hoy.   Verlo tan ufano al volante con la otra riendo a carcajadas a su lado mientras cualquiera del barrio podía verlos fue la gota que colmó el vaso. Además, ¿de qué coño se reía tanto? Él jamás ha sido gracioso, aunque debe reconocer, por mucho que le pese, que siempre ha tenido algo, ese magnetismo animal que la enamoró hace veinte años y que la ha mantenido pegada a él, ya lo ha decidido, demasiados días infelices.   —¿Mamá, podemos volver a casa? Van a empezar lo

Mi relato "Paraíso perdido" presentado al Concurso de relatos #HistoriasdeAnimales de Zenda Libros

Paraíso perdido Allí está. Agazapado entre la maleza. Tras horas esperando al fin he localizado a uno de los últimos especímenes. Preparo mi cámara dispuesto a grabarlo cuando de pronto se levanta, quedando expuesto sin protección alguna, dirigiendo sus puntiagudas orejas hacia el este. A cien metros, un tipo delgado, de pelo largo y barba, se acerca al animal sin medir sus pasos ni ocultarse. Sonrío. Sé que cuando vuelva a fijarme, el lince ya habrá huido. Giro la cabeza y me sorprendo al ver como el animal no solo no se ha ido, sino que se acerca al extraño como quien va al encuentro de un amigo. Cuando ambos están frente a frente, el hombre se agacha y, con delicadeza, coge la cabeza del felino y apoya la suya en la de él. Jamás había visto una conexión tan fuerte, aun desde la distancia escucho el ronroneo salvaje de ambas gargantas. Cautivado por el espectáculo trato de no hacer ruido, pero cuando el extraño acaba con la vida de tan magnífico ejemplar girándole el cuello con un mo

Mi participación en el Concurso de relatos de "El Tintero de Oro" XXX Ed.: Desayuno en Tiffany's de Truman Capote

 Hola, aquí os dejo mi relato "Destino final" para participar en el concurso de El tintero de Oro. Justo acabo de ver como otro relato también ha cogido como joya protagonista al diamante Hope pero espero que no lo tengáis en cuenta ya que ya tenía el relato escrito y no me daba la vida para escribir otro.  Decir que entre ambos relatos poco hay más en común salvo el Diamante y la diosa Sita, el resto es completamente distinto así que espero que disfrutéis tanto con nuestras dos historias como con las del resto de participantes. Lo dicho, ojalá os guste y paséis un buen rato leyendo mi relato. Nos vemos en el próximo concurso. Destino final La señal que anuncia el inminente despegue parpadea constante mientras las pantallas de alta resolución de cada pasajero emiten las últimas noticias que se conocen respecto a la investigación del mayor robo de la historia. Sin prestarles mucha atención, el príncipe mira a la mujer que, sentada a su lado, apura las últimas burbujas que qu

Mi participación en el Concurso de relatos de "El Tintero de Oro" XXVIII Edición: LA GUERRA DE LOS MUNDOS de H.G. WELLS

  Más vale solo Esperando a mis invitados recuerdo cuando llegamos a la Tierra. Por diversión anunciamos a los cuatro vientos que veníamos en son de paz dispuestos a compartir toda nuestra sabiduría y tecnología. ¡Cómo se lo tragaron! Pero claro, no podían sospechar que habíamos adoptado su patética fisonomía para despistarlos. Al posar nuestras naves en las principales capitales, sus líderes se mostraron solícitos y amables, cubriendo cada una de nuestras necesidades pensando en una futura y beneficiosa colaboración interestelar. Pero no tardamos en aburrirnos y nos dejamos llevar por nuestra naturaleza guerrera. Pensamos que combinando el arsenal de combate del que disponíamos con la poderosa forma dragontina original de nuestra raza vencer sería pan comido. Y eso que desde el primer momento nos dimos cuenta de que la información respecto a la capacidad de resistencia de los terrícolas que recopilaron nuestros antiguos exploradores, esos que habían visitado esta bola de barro ha

Mi relato "La niña del año" presentado al Concurso de relatos #HistoriasdePioneras de Zenda Libros

                                                                 La niña del año Bharati Rao abre el grifo de su cocina en Colorado. Cuando ya tiene el agua que necesita para su té comprueba, siguiendo una rutina autoimpuesta, el nivel de plomo con el invento que desarrolló su hija a los doce años. A los pocos segundos la aplicación de móvil asociada le muestra que está libre de contaminación, así que la pone a hervir. Mientras espera paciente recuerda, con una sonrisa en la cara, como con diez años su pequeña se plantó delante de ella y de su marido y les dijo, con absoluta seriedad, que quería investigar la tecnología de sensores basados en los nanotubos de carbono. No le duelen prendas al confesar que aún hoy, cinco años después, todavía sigue sin entender nada de lo que hace su hija. De pronto, las dulces y melancólicas notas de la canción The scientist de Coldplay invaden todos los rincones de su hogar. Al escucharlas, una alarma se dispara en su cabeza. Su hija toca esta m

Los elegidos - Capítulos I y II

  C apítulo 1 Hong Kong. China. 15 de abril de 2003. (0-0-0) Tras la llamada de la central, en Langley, hemos dejado aparcados nuestros asuntos en Japón y nos hemos dirigido, desde nuestras oficinas en el centro de Tokio, a la Base Aérea de Yokota. Según mi jefe, el asunto que nos han asignado es de vital importancia y no debemos perder el tiempo. No me ha contado nada más. Es por eso por lo que nos han fletado un avión militar solo para nosotros y en menos de cinco horas, cuando lo normal es tardar casi el doble, estamos aterrizando en Hong Kong. Nada más tocar tierra, el avión se desvía hacia la derecha y encara hacia una terminal no convencional. Frente a ella hay aparcados dos coches negros que, me imagino, nos esperan a nosotros. Apostados junto a ellos, cuatro asiáticos, con traje a juego con el vehículo, montan guardia. —Escúcheme bien, Michael. Usted está aquí para aprender. Aunque se dirijan a usted de forma directa, no contestará, solo hablaré yo, ¿me ha entendido?